Durante los días 9, 10 y 11 de mayo, tres alumnos de 4º de ESO del Colegio Cristo Crucificado, Ángel Aguilar, Diego Ferrera y Daniel González, acompañados de su profesora Raquel Gadella, han vivido una experiencia profundamente transformadora en tierras austríacas, recorriendo lugares marcados por el horror del nazismo y honrando la memoria de miles de deportados españoles, entre ellos los ocho valverdeños que pasaron por Mauthausen.
El recorrido comenzó el 9 de mayo en los alrededores de Mauthausen, con la visita al Castillo de Hartheim —uno de los principales centros de exterminio— y continuó en la estación de trenes de Mauthausen, donde participaron en el acto de memoria organizado por la Amical. Junto al IES Donoso Cortés de Don Benito, los valverdeños leyeron un manifiesto que recordó las inhumanas condiciones de los deportados en los transportes ferroviarios, parte esencial del engranaje del horror nazi.
La jornada continuó al día siguiente con una visita al campo de concentración de Ebensee, uno de los subcampos más duros del sistema de Mauthausen. Allí participaron en un acto de homenaje a las víctimas y recorrieron los túneles excavados por los prisioneros, siendo testigos del lugar exacto donde fueron obligados a realizar trabajos forzados en condiciones infrahumanas. Más tarde, se trasladaron al Memorial de Gusen, donde se sucedieron distintos actos de recuerdo, destacando los conmovedores testimonios de familiares de deportados, que llenaron de emoción una jornada ya de por sí intensa e inolvidable.
El último día, nuestros alumnos asistieron a los Actos Internacionales por el 80º aniversario de la liberación del Campo de Concentración de Mauthausen, evento celebrado cada año desde 1946 por iniciativa de los supervivientes y sus asociaciones. Organizado por el Comité Mauthausen Austria, el acto reunió a representantes de distintos países para honrar la memoria de las víctimas y renovar el compromiso con los valores de libertad, dignidad humana y respeto mutuo.
Un viaje para aprender, sentir, reflexionar y, sobre todo, no olvidar. Porque la memoria es un acto de justicia.